Límites.
Palabra poco exitosa, evitada por el feliz mundo de las pantallas de plasma,
revistas fashion y el concepto oficial
de felicidad. Guiados por gula, deseo, miedo, ansiedad… los motores de nuestro
movimiento, acciones, vidas… de los limites no queremos saber nada. A esta
altura de su viaje Tomas ya supo que la única manera de evitar limites
es……quedarse quieto. Totalmente quieto, como ahora, en la caliente arena de
esta hermosa playa de dunas de cada forma posible, con el suave viento que
acariciaba su pelo, sus orejas, sus labios, con la luz del sol ya no demasiado
fuerte, perfecto para disfrutarlo agradeciendo a la antigua Diosa creadora de
esta maravillosa maquinaria del Universo por haberle ofrecido toda su
infinitud.
¿Límites?
Nada podría estar mejor en el aquí y ahora de esta paradisíaca playa limitada
solo por el mar abierto y el bosque de palmeras. Quizás sólo interferían con
esta idilla los ruidos del puerto.
Aunque lo suficiente lejos para no molestar a la izquierda de Tomas se
encontraba la fuente de los típicos sonidos portuarios, con las grúas y sirenas
de los barcos dominando sobre todos los demás. Un ruido resonando en el aire llegaba
hasta la playa. Parecía provenir de algún otro mundo. Era el único límite más
allá de la sensación del dolor que salía
de columna lumbar de Tomas por un disco atrapado entre la quinta vértebra
lumbar y el sacro. Al querer salir de su prisión el disco en su camino encontraba
a la médula y apretándola producía una radiación de sufrimiento desde las
costillas bajas hasta la rodilla izquierda. En términos médicos se llamaba
protrusión. ¿Si dolía mucho? Tomas estaba acostado y relajado, entonces se la
podía bancar. Después, al levantarse seguramente le costara, pero – como
cantaba el Polaco en uno de sus tremendos viejos tangos – ¿que importa el
después...?
Es
el aquí y ahora. Y siempre será así. ¿Limites? El ruido y la leve – por el
eterno momento - molestia lumbar. Además todo estaba perfecto. ¿Perfecto o sea
como? Desafiando a todas las definiciones de perfección inventadas hasta ahora
Tomas pudo contestarse esta pregunta. Perfecto de tal manera que uno ni si
quiera hubiera podido imaginarse algo más perfecto. Maravilloso hasta los inexistentes
límites de la imaginación.
Tomas
recordó que no era la primera vez que sentía este inmenso encuentro con su
propia felicidad. Le ha pasado varias veces, no solo en una playa de sol. Un
día pisando el antiguo adoquín de su barrio, cuando una anciana le pidió una
moneda, él le dio un billete grande y ella le contesto muito brigado tomándolo con razón por extranjero y erradamente –
por su vestido blanco, collar de semillas e interna alegría – por un Brasileño.
De nada – le contesto pronunciándolo de manera de los hermanos que falam en lugar de hablar, dejándole a la
anciana una fuerte convicción que los Brasileños es gente buena. O otra vez, en
una milonga, cuando tomando su Quilmes negra escuchó que los pobres ojos de
vuelta se han quedado sin luz y de repente entendió que el tango no es un baile
y ni si quiera es una música. Que el tango es una elección de vida… una milonga
de momentos, de rapidos cambios del peso de verdad, de un pie a otro, de un
Piazzolla de muerte apasionada, un vals de idas y vueltas en el compás dividido
por tres. O por mucho más... Sin límites.
Volviendo
a los límites, o mejor dicho a la playa, arena, viento y sol, Tomas percibió
que los ruidos del puerto han terminado y algo extraño estaba por amanecer., No
era un terremoto. Seguramente no. Sin embargo la tierra bajo su espalda si
cambiaba de lugar. ¿Como puede moverse el
punto de referencia para todo lo otro? – se preguntó. ¡Si cambiara de lugar la tierra, cambiara todo lo otro también! ¡Toda la realidad! Y aunque no era
cobarde, por las dudas abrió los ojos. Primero tenía que entornarlos de vuelta
por el brillo de una lamparita 30 cm arriba de su cabeza. De luz fuerte y
amarilla era a la vez fuente de calor aliviado por aire fresco del ventilador.
Su angosta cama y el con ella se movían hacia la salida de la máquina. La
resonancia magnética terminó.
Los
resultados del estudio estarán listos el próximo martes. Confirmaran que los
limites si existen, en ese caso particular en forma de una hernia discal con
leve impronta sobre el receso lateral derecho. Y solo el recuerdo de la hermosa
playa, de las dunas, de la vivida caricia del viento y sol permanecerá vivo a
pesar de ese limitado fenómeno llamado realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario